4 de enero de 2008

Un libro para iniciar el 2008



Leo desde hace meses (tengo problemas con la disciplina) La seducción de las palabras, libro en el que Álex Grijelmo detalla cómo, al margen de los poderes de persuasión y disuasión de la palabra, se ejerce también el poder de seducción.

Grijelmo dedica grandes extensiones del libro a explicar cómo siglos de empleo del lenguaje han ido creando una madeja de significados que traspasa los límites de lo meramente intelectual: Todo el idioma está integrado por un cableado formidable del que apenas tenemos conciencia, y que, sin embargo, nos atenaza en nuestro pensamiento. Pensamos con palabras; y la manera en que percibimos estos vocablos, sus significados y sus relaciones, influye en nuestra forma de sentir.

A partir de ello construye su concepto: las palabras tienen la secreta facultad de seducir de acuerdo al uso que le dé el hablante y a la esfera que lo entorne con el oyente. Esta seducción, explica, parte de un intelecto, sí, pero no se dirige a la zona racional de quien recibe el enunciado, sino a sus emociones. Y sitúa en una posición de ventaja al emisor, porque éste conoce el valor completo de los términos que utiliza, sabe de su perfume y de su historia, y, sobre todo, guarda en su mente los vocablos equivalentes que ha rechazado para dejar paso a las palabras de la seducción.

Y una frase, justamente, seductora, para explicar mejor el concepto: Convence una demostración matemática pero seduce un perfume.

Apartado de la gris tecnofilia del lingüístico, este libro es, a mi juicio, indispensable para entender el funcionamiento secreto del lenguaje. Lo que es lo mismo decir que es indispensable para quien se precie de escritor.

Llegó a mis manos, por cierto, de las manos generosas de Marijosé Pérez Lezama, a quien nunca terminaré de agradecerle.
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Pulicado originalmente en enero de 2005 en el blog JorgeLetralia: http://jorgeletralia.blogsome.com/2005/01/20/la-seduccion-de-las-palabras

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