Orígenes de los términos relacionados con el humor.
La misma palabra humor tiene una historia muy interesante. Y antigua: es preciso remontarse casi 2.500 años, hasta Hipócrates (469-399 a.C.) el padre de la medicina, para llegar a sus raíces. Él pensaba que la clave de la salud estaba en la proporción de cuatro humores del cuerpo: la sangre, proveniente del corazón; la flema, derivada del cerebro; la bilis amarilla, secretada por el hígado; y la bilis negra o atrabilis, del bazo. Cada humor correspondía a un temperamento y de allí el carácter sanguíneo, el flemático, el bilioso y el atrabiliario. El exceso o la carencia de alguno de ellos producía mal humor. Por el contrario, del balance de ellos dependía el buen humor. A un inglés, el dramaturgo Ben Jonson (1572-1637) se le atribuye haber empleado por primera vez el término fisiológico humor aplicado a aquello que motiva la risa. La obra en que ocurrió este traslado, luego adoptado en muchas lenguas, fue Cada cual según su humor.
Todos estarán de acuerdo en que un chiste genial produce buen humor. Según el lexicógrafo Héctor Zimmerman, el vocablo chiste no siempre ha tenido tan buena reputación. Viene de los dichos graciosos que por lo general eran obscenos. Se contaban, por ello, en voz baja, tras pedir silencio con un "chistido"; es decir, tras chistar (llamar la atención de alguien con el sonido chist), que, de acuerdo con el Diccionario de la Academia, es la raíz onomatopéyica de la palabra. Es decir, la que se origina por la imitación de un ruido.
Según el mismo Zimmerman, broma en griego significaba aquello que es consumido, caries. Luego recibió ese nombre un molusco que carcome las embarcaciones de madera y crea galerías por las que entra el agua, con lo que las naves se vuelven más pesadas. De la idea de peso se pasó al de molestia y luego al de burla. En el DRAE se cuela el molusco, pues señala como etimología de la palabra a los términos de origen griego teredón y carcomer. Teredón significa gusano, carcoma o polilla en grecolatino. Y una de las acepciones que más líneas merece en la definición de "chiste" del Diccionario es la del "molusco lamelibranquio marino". No es broma: cualquiera puede comprobarlo.
Al español llegó del inglés el vocablo gag, aceptado ya por la Academia, que es un efecto cómico o inesperado en una película o en un espectáculo. Lo curioso es que la definición de gag en el Webster¿s Dictionary and Thesaurus hace referencia a obstáculos para la boca: ya sea censuras contra la libre expresión o aparatos empleados por dentistas para mantener las mandíbulas separadas. Solo la última de ocho acepciones habla de chistes improvisados, y aclara que es un uso coloquial. Lo cual deja a más de uno con la boca abierta.
La palabra calambur, así escrita, está aceptada en español y designa un juego gracioso de palabras. Su origen, por supuesto, es el vocablo francés calembour, de idéntico significado. Más recomendable es su sinónimo retruécano, designado de esta manera por tratarse de un trueque de sentidos y vocablos.
Una persona propensa a hacer reír con sus dichos y hechos es un payaso, y con tal definición figura en el DRAE, que acogió esta palabra de origen italiano en el siglo XIX. En el XVIII se comparaban en Italia a los cómicos y farsantes con un costal de paja, por la forma como se disfrazaban. Paglia es paja y pagliaccio es algo similar a un costal. Los franceses tomaron la paja (paille) y llegaron al paillase. Nosotros fuimos al grano y nos quedamos con el payaso.
También nos llegó del italiano la palabra caricatura. Caricare significa "cargar" en la lengua de Dante, porque tales dibujos van cargados de una intención satírica.
A propósito, sátira era para los romanos una comida compuesta por varios platos mezclados. Satis significa "bastante"; está relacionada, pues, con "satisfacer" y "saturar".
Por: Soledad Moliner
Publicado en: EL TIEMPO