18 de octubre de 2008

LA MÚSICA DE LAS LENGUAS

Si bien soy de los que creen que es muy poco lo que se puede defender de la obra civilizadora de España en América, no hay duda de que lo más perdurable y trascendental es el idioma castellano, la lengua que sembraron en nuestras tierras y terminó imponiéndose.

Desde fines del s. XVI, con el desembarco de los conquistadores, nos llegó el castellano: la Colonia fue la casi destrucción de viejas y avanzadas culturas y la paulatina imposición del nuevo idioma. El castellano acabó convirtiéndose en la lengua unificadora y se enriqueció con el aporte de las lenguas aborígenes.

Loja, ya desde la época precolombina y, de forma más definida, durante la colonia, se convirtió en el centro de un espacio regional importantísimo y muy dinámico (recordemos la explotación del oro, primero, y, más tarde, de la cascarilla). Por su peculiar ubicación geográfica en el subcontinente, se constituyó en un lugar de encuentros: entre shuaras-arawakos de la amazonía y quichuas andinos, primero; entre paltas e incas, más tarde; entre paltas y europeos con la conquista. Entre estos últimos, y en diferentes circunstancias, vinieron moros, judíos sefarditas y negros africanos.

«Hay especialistas que desmienten que los lojanos hablen un castellano correcto...»

Parece que de este encuentro cósmico entre varias culturas e idiomas y, especialmente, de la fuerte presencia sefardita en estas tierras, de judíos que trajeron un español de mediados del segundo milenio, que no cambió mucho en el tiempo (recuérdese que esta es una de las características de los grupos sefarditas que huyeron: conservan el idioma que sacaron de España, casi sin variaciones), nos quedó como herencia un español cargado de arcaísmos y cruzado de innumerables términos tomados del ladino.

El habla del lojano es su más destacado emblema de identidad, reconocible instantáneamente, en cualquier lugar donde se encuentre: un habla cadenciosa, armónica, sin estridencias ni letras y sílabas arrastradas en exceso o defectuosamente pronunciadas. El habla es la exteriorización musical del alma lojana.

Hay especialistas que desmienten que los lojanos hablen un castellano correcto, limpio, que cometen muchos errores de dicción, que, por ejemplo, el pueblo llano dice dentrar en vez de entrar u onde en lugar de donde (un estudio del religioso marista, padre Joaquín Liébana Calle, gran conocedor de la Loja profunda, nos demuestra que una gran cantidad de términos que siempre fueron tomados como lojanismos, no son sino palabras tomadas textualmente del ladino o judezma. Además, el padre Liébana hace referencia a que dentrar es el verbo, correctamente pronunciado, en idioma ladino; así como onde es el adverbio de lugar en ese mismo idioma).

Además, cuando decimos que los lojanos hablan bien, nos estamos refiriendo a lo que Milan Kundera llama «la música de las lenguas», no al castellano erudito, al castellano de los especialistas. Recordemos que Dante afirma, decididamente, «que la lengua vulgar es la más noble», porque es natural, nada artificial, porque es la que utiliza el mundo entero (vulgar en el sentido de que es común a todos). Entonces, que quede claro: nos estamos refiriendo a la musicalidad de la lengua hablada por los lojanos, con una entonación sin estridencias. Fácil de escuchar.

Autor: Félix Paladines P.
telegrafo.com.ec, Ecuador
Viernes, 17 de octubre del 2008

Publicado en: FUNDÈU