Los profesores alertan de que cada vez encuentran más errores en los exámenes Los expertos señalan que la falta de lectura y, sobre todo, de escritura en la variedad culta de la lengua son las principales causas.
*Autor: P. Ciria
Heraldo de Aragón, España
Viernes, 20 de febrero del 2009
Publicado en: FUNDEU
Las expectativas de algunos alumnos de Económicas se escriben con 's', los de Ciencias se declaran exhaustos sin 'h', en las titulaciones sanitarias le añaden una 'n' a trastornos y en todas las carreras hay quien absorbe con 'v' y prefiere prever con doble 'e'. Estas son solo algunas de las 'perlas' que los profesores universitarios han encontrado en los exámenes semestrales de febrero y que -aseguran- se repiten todas las evaluaciones.
Los estudiantes no dominan el conjunto de normas que regulan la escritura del español y los docentes alertan de que tienen problemas incluso para entender enunciados de ejercicios y redactar sus respuestas. «En un examen pedí a mis alumnos que enumeraran los preceptos que se debían cumplir en una tradición concreta y varios jóvenes me dijeron que no sabían qué significaba la palabra precepto», comenta un profesor de la Escuela Universitaria de Estudios Sociales. «Tengo un compañero que se encontró 'ojo' escrito con 'h' en una prueba, para más inri, era una asignatura de Óptica», añade otro docente de Ciencias.
¿Por qué ocurre esto? Los expertos coinciden en que la causa hay que buscarla en las etapas educativas anteriores a la Universidad y los estudios avalan su teoría. Según las conclusiones del último informe PISA, el programa internacional para la evaluación de alumnos de 15 años elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en Aragón uno de cada cinco alumnos no comprende bien lo que lee y no es capaz de localizar información sencilla o conocer lo que significan las partes bien definidas de un texto.
Además, los alumnos presentan problemas para poner correctamente los signos de puntuación y las tildes y las haches intercaladas siguen siendo una asignatura pendiente. «Es frecuente leer textos de alumnos en los que apenas hay pausas, en los que se ahogan cuando tienen que leerlos porque no ponen ni comas ni puntos», comenta Alicia Sanz, profesora de Lengua y Literatura del colegio Lasalle Gran Vía de Zaragoza.
¿Por qué se cometen faltas?
Los docentes consultados coinciden en que en los últimos años se ha incrementado el índice de errores ortográficos en los niveles universitarios. ¿En qué se está fallando? José Luis Aliaga, profesor del departamento de Lingüística General e Hispánica de la Facultad de Filosofía y Letras lo tiene claro. «Con la Logse cambió el modo en el que se concebía la lengua y se dejó un poco al lado el aprendizaje de las reglas para potenciar las habilidades comunicativas», señala el profesor de la Universidad de Zaragoza. Añade, además, que ha influido el hecho de que manejar la variedad lingüística estándar o culta ha perdido consideración social y cometer una falta no se considera un hecho excesivamente grave.
Los docentes universitarios coinciden en que a la enseñanza superior llegan jóvenes con un vocabulario escaso, sin saber sacar partido a la conjugación verbal y sin controlar las oraciones complejas. ¿Tienen la culpa las nuevas tecnologías? ¿Son los códigos que los jóvenes utilizan cuando escriben mensajes y chatean los responsables de estas deficiencias? «Solo en una pequeña parte. Influye también la pérdida de hábitos de lectura y, sobre todo, la falta de práctica en la escritura», argumenta Aliaga. El profesor explica que los jóvenes escriben más que nunca, pero lo hacen con lenguaje coloquial, no están acostumbrados a hacerlo en la variante culta. «Leyendo, la adquisición de vocabulario y la asimilación de la ortografía es pasiva. Solo cuando se escribe se reflexiona y se aprende de forma consciente», afirma el profesor de la Facultad de Letras.
Mano blanda ante los errores
En la Universidad no existe una normativa que regule si el alumno debe ser penalizado cuando comete un error ortográfico. La decisión depende del departamento o del profesor. En la mayoría de los casos no se baja la nota. Entre las excepciones está Periodismo. «Los jóvenes no suelen tener faltas porque llegan con una nota media alta y suelen tener hábitos lectores, pero si las cometen, se les baja puntos», explica Rafael Bardají, periodista y profesor de esa carrera.
En etapas anteriores como Secundaria la penalización de los errores también es arbitraria. «Depende del docente y de la dirección», afirma Alicia Sanz, quien apunta que sin una sistematización del trabajo y el estudio no se podrá atajar este problema. Y no solo no se sanciona al que se deja un acento, sino que en ocasiones, se le premia por ponerlo: «En Selectividad una buena ortografía y una clara redacción en el examen de Lengua pueden subir un punto. Hay que reflexionar sobre esto. Escribir bien debería ser básico».
Los estudiantes no dominan el conjunto de normas que regulan la escritura del español y los docentes alertan de que tienen problemas incluso para entender enunciados de ejercicios y redactar sus respuestas. «En un examen pedí a mis alumnos que enumeraran los preceptos que se debían cumplir en una tradición concreta y varios jóvenes me dijeron que no sabían qué significaba la palabra precepto», comenta un profesor de la Escuela Universitaria de Estudios Sociales. «Tengo un compañero que se encontró 'ojo' escrito con 'h' en una prueba, para más inri, era una asignatura de Óptica», añade otro docente de Ciencias.
¿Por qué ocurre esto? Los expertos coinciden en que la causa hay que buscarla en las etapas educativas anteriores a la Universidad y los estudios avalan su teoría. Según las conclusiones del último informe PISA, el programa internacional para la evaluación de alumnos de 15 años elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en Aragón uno de cada cinco alumnos no comprende bien lo que lee y no es capaz de localizar información sencilla o conocer lo que significan las partes bien definidas de un texto.
Además, los alumnos presentan problemas para poner correctamente los signos de puntuación y las tildes y las haches intercaladas siguen siendo una asignatura pendiente. «Es frecuente leer textos de alumnos en los que apenas hay pausas, en los que se ahogan cuando tienen que leerlos porque no ponen ni comas ni puntos», comenta Alicia Sanz, profesora de Lengua y Literatura del colegio Lasalle Gran Vía de Zaragoza.
¿Por qué se cometen faltas?
Los docentes consultados coinciden en que en los últimos años se ha incrementado el índice de errores ortográficos en los niveles universitarios. ¿En qué se está fallando? José Luis Aliaga, profesor del departamento de Lingüística General e Hispánica de la Facultad de Filosofía y Letras lo tiene claro. «Con la Logse cambió el modo en el que se concebía la lengua y se dejó un poco al lado el aprendizaje de las reglas para potenciar las habilidades comunicativas», señala el profesor de la Universidad de Zaragoza. Añade, además, que ha influido el hecho de que manejar la variedad lingüística estándar o culta ha perdido consideración social y cometer una falta no se considera un hecho excesivamente grave.
Los docentes universitarios coinciden en que a la enseñanza superior llegan jóvenes con un vocabulario escaso, sin saber sacar partido a la conjugación verbal y sin controlar las oraciones complejas. ¿Tienen la culpa las nuevas tecnologías? ¿Son los códigos que los jóvenes utilizan cuando escriben mensajes y chatean los responsables de estas deficiencias? «Solo en una pequeña parte. Influye también la pérdida de hábitos de lectura y, sobre todo, la falta de práctica en la escritura», argumenta Aliaga. El profesor explica que los jóvenes escriben más que nunca, pero lo hacen con lenguaje coloquial, no están acostumbrados a hacerlo en la variante culta. «Leyendo, la adquisición de vocabulario y la asimilación de la ortografía es pasiva. Solo cuando se escribe se reflexiona y se aprende de forma consciente», afirma el profesor de la Facultad de Letras.
Mano blanda ante los errores
En la Universidad no existe una normativa que regule si el alumno debe ser penalizado cuando comete un error ortográfico. La decisión depende del departamento o del profesor. En la mayoría de los casos no se baja la nota. Entre las excepciones está Periodismo. «Los jóvenes no suelen tener faltas porque llegan con una nota media alta y suelen tener hábitos lectores, pero si las cometen, se les baja puntos», explica Rafael Bardají, periodista y profesor de esa carrera.
En etapas anteriores como Secundaria la penalización de los errores también es arbitraria. «Depende del docente y de la dirección», afirma Alicia Sanz, quien apunta que sin una sistematización del trabajo y el estudio no se podrá atajar este problema. Y no solo no se sanciona al que se deja un acento, sino que en ocasiones, se le premia por ponerlo: «En Selectividad una buena ortografía y una clara redacción en el examen de Lengua pueden subir un punto. Hay que reflexionar sobre esto. Escribir bien debería ser básico».
*Autor: P. Ciria
Heraldo de Aragón, España
Viernes, 20 de febrero del 2009
Publicado en: FUNDEU
1 comentario:
Sí, también he notado el aumento de errores ortográficos.
¡Encontré su blog en el directorio de blogfesores! También tengo un blog de enseñanza ( http://zachary-jones.com/spanish ). Mi
sitio usa la cultura popular para enseñar el castellano como lengua
extranjera. ¿Le gustaría intercambiar enlaces?
Un saludo desde Georgia, EEUU
Zacarías
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