Al hablar de las expresiones políticamente correctas, Cobo Borda se remite a Jorge Luis Borges que, en sus textos, lo atribuye a la intención de disimular la afectividad, la fuerza del lenguaje.
"El español tiene unos vocablos perturbadoramente ricos -dijo Cobo Borda- que son preferibles a los que están teñidos. Pues con estos parece como si la realidad y su contundencia se pudiera apaciguar con el velo de una expresión políticamente correcta".
En todo caso, Cobo dice que la gente seguirá siendo realista, cruda y brutalmente directa. "Pero, a la vez, muy compasiva y piadosa cuando se trata de ver a alguien que tiene algún estigma, deficiencia o carencia. Aun así, la gente acostumbra a decir la vieja palabra, por lo que entonces ese lenguaje se convierte en algo innecesario".
El poeta recordó su participación durante la actualización del diccionario de la Real Academia Española: "Cuando los académicos tenían dudas, lo mejor era ir a la primera edición del diccionario, la de 1700, porque las palabras tenían un aura, un sentido expresivo y jugoso, que se ha ido perdiendo".
"Al hablar del lenguaje políticamente correcto, estamos hablando de hipocresía", dijo el escritor argentino Horacio Vázquez-Rial acerca del tema. "Este tipo de lenguaje tiene una finalidad política, de control ideológico", agregó. Explicó que los poderes constituidos "no quieren que las cosas se llamen por su nombre. No tienen ese interés".
El autor recordó que durante la izquierda poscomunista, los partidos estaban constituidos entorno de la URRS. "Con su caída, los partidos quedaron empelotos. No había más proletarios, ni burgueses. Para seguir con el negocio del partido, asumieron otras causas: la del feminismo, la de la liberación gay, el multiculturalismo, la multireligiosidad. Se trataba de defender causas que no tenían que ver con el progreso, sino con la legitimación de la realidad, que va más rápido que el lenguaje y la decisión política".
Y dio un ejemplo: "Cuando los militares toman el poder en Argentina, dicen: 'Iniciaremos el proceso de reorganización nacional'. Todo el gobierno de las juntas militares se llamó así y los argentinos se habituaron. Aún dicen: "En tiempos del proceso". En uno de sus últimos artículos, Borges se preguntaba: "¿Qué se puede esperar de un pueblo que a una dictadura le llama proceso?".
Eufemismos varios
Técnico en eliminación de residuos sólidos. Es más rápido decir: "basurero".
De color, afroamericano o afrodescendiente: negro.
Trabajadora sexual o mujer pública: prostituta o puta.
Interno o recluso: preso.
Establecimiento penitenciario: cárcel
Sanción pecuniaria: multa
Económicamente débiles: pobres
Interrupción voluntaria del embarazo: aborto
Neutralizar: matar
Crecimiento negativo: pérdida.
Poco agraciado: feo
Conflicto bélico: guerra
Desarrollar: hacer
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